Saturday, June 29, 2013

La Isla de Lilith: La Cita (Décima Parte)




7 de Febrero de 2013

Desperté cerca de la una de la tarde hoy y no puedo hacer nada más que suspirar y suspirar, siento que estoy en una nube y no me quiero bajar. Tengo miedo, antes y después de todo, tengo miedo y entiendo muchas cosas ahora que quizá antes cuestioné. Si esto es el principio de nuestra relación y ya estoy dispuesta a donarle un riñón o una córnea no quiero saber que va a pasar en dos meses. Quizá en tres meses ya se haya olvidado de mí y me deje rota. Quizá me tenga que regresar a Lilith en pedacitos, ¡pero qué cursi! Como sea en ocho meses todo habrá terminado. Por el momento fingiré que no existe cuenta regresiva, que tengo todo el tiempo del mundo.
Hunter pasó por mí diez minutos tarde. Los diez minutos más largos de mi vida en donde pasaron por mi cabeza mil escenas que explicaban el porqué de su impuntualidad. Decidí no disfrazarme de algo que no soy, no me puse ni tacones ni maquillaje, un abrigo, tennis y el cabello amarrado en una cola de caballo, si le intereso, me dije, esta soy yo la mayor parte del tiempo, para Barbies (muñecas de dimensiones imposibles sinónimos de perfección y tortura de la mujer común) ya tiene muchas. Emma casi me mata, no podía creer que fuera a salir con este hombre/Dios de Manhattan en esas fachas.
Escuché por fin que alguien tocaba la puerta y abrí diciendo "llegas tarde". Hunter me sonrió y depositó en mi mano un café con crema y azúcar, como si supiera cómo lo tomo todos los días. "Vamos pues, no quieres que se nos haga tarde" contestó sin disculparse. Agarré mi abrigo y nos fuimos. Caminamos a la estación de metro y nos subimos a un vagón, yo lo seguía sin saber a donde íbamos.
Primera parada.
Llegamos al barrio de Chelsea donde caminamos por cerca de 20 minutos. Sinceramente no recuerdo nada alrededor. Hunter me traía agarrada de la mano y yo sólo podía pensar en el contacto, mientras veía la parte posterior de su cabeza moverse. "Aquí estamos" me dijo por fin parando en lo que parecía una bodega abandonada. Sacó de su bolsillo una llave y empujó la cortina de acero para que pudiéramos entrar. Adentro todo permanecía oscuro hasta que Hunter encontró un interruptor y todo tuvo un poco de sentido. Alrededor de las 4 paredes yacían obras de arte cubiertas con plástico transparente. "Son piezas de futuras exposiciones del Guggenheim, MET y MoMA, aquí las almacenan a veces, podemos verlas antes que todos", me dijo seguramente dándose palmadas en la espalda, felicitándose por la elección del lugar. "¿Aquí traes a todas tus citas?" "No, sólo a las que les gusta ir a museos casi todos los días", "¿me has estado siguiendo?", "no exactamente, sólo he preguntado un poco, tu vida parece un libro abierto..." "no creo en los secretos", me  mordí la lengua, en todos los secretos excepto el de mi origen, "ya veo, y eres difícil de impresionar" "impresionarme no debería estar en tu lista, pero cambiando de tema, este es un lugar excelente, ¿cómo es que tienes acceso a esta bodega?" "tengo muchos amigos que trabajan en las artes, como benefactores y como artistas". Me pasé lo que me pareció una eternidad contemplando cada pieza, cuando reaccioné Hunter estaba sentado mirándome. "Perdón, perdí noción del tiempo,  has de pensar que soy la mujer más aburrida del planeta, ¿qué horas son?" le dije realmente apenada, "para nada, al contrario, te traje aquí porque me gusta observarte en tu ambiente, tu capacidad de asombro es magnífica, yo siento que ya lo he visto todo, pocas cosas captan mi atención", "síntoma sin duda de un verdadero neoyorkino que vive mucho y muy rápido", "quizás tengas razón, pero ven, esto no se ha terminado", tomó mi mano y nos salimos de la bodega, caminamos hacia el metro y esta vez llegamos al corazón de Wall Street.

Segunda parada.
Hunter entró a uno de los edificios y nos subimos al elevador, presionó el PH y salimos a un jardín en la azotea del edificio. La vista de la ciudad de noche era increíble. "Este era mi escondite cuando era un adolescente, mi papá trabaja en un despacho varios pisos abajo, a veces me traía en la noche y yo me venía a la azotea a escuchar música" me dijo reviviendo recuerdos, "¿vienes seguido?" "ya casi no vengo, no tengo tiempo, me la paso de viaje pero este lugar siempre ha logrado traerme paz, eres la primera persona que traigo a este lugar, ni siquiera mi papá sabe que existe, siempre estuvo muy inmerso en su trabajo como para poner atención a lugares y cosas como éstas." Sentí su amargura en el aire pero no supe qué hacer, agarré su mano y la apreté fuerte, "no te preocupes, hace mucho que dejé de esperar cosas de él", me dijo sonriendo. A veces la vulnerabilidad masculina es un poco más difícil de asimilar que la femenina, me cuesta trabajo consolar a estos robles. Me dijo "espérame un momento" y me dejó sola contemplando las luces de la ciudad. Cerré los ojos tratando de absorver tanta información y sentimientos. Nunca había estado en otra cita, de hecho esto es lo más cerca que había estado a un hombre en toda mi vida y a lo largo de estas horas había logrado encontrar en él una luz que no creí que estos seres eran posibles de emanar.  Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Hunter puso una cobija en mis hombros; "hace frío, no quiero que te enfermes", "gracias", la cobija era afelpada y escondía bien mi respiración apresurada. Nos sentamos en el suelo y sacó de una canasta de picnic unos sandwiches, quesos y fruta, seguramente Hunter vio mi cara de "¿de dónde sacaste tanta cosa?" y me explicó "preparé esto y se lo dejé al conserje, ahorita fui por todo, vengo preparado" "gracias ya tenía hambre", "me da gusto", "¿que tenga hambre?", "no, que no seas una mujer que come como pajarito, aquí todas las mujeres "respetables" de Nueva York se están matando de hambre, incluyendo a mi madre, que preguntó por ti, por cierto." Casi se me atora un pedazo de galleta, "¿por mí?", "sí, la dejaste impresionada creo, bueno a ella y a todos los que te conocieron, ella dice que no tienes modos de gente de aquí, lo que por primera vez parece complacerle." Esa señora no tiene idea de qué tan en lo correcto está, "¿y qué más te dijo?", "que no te dejas intimidar, ella está acostumbrada a que todas tiemblen ante su presencia y le hagan cumplidos en todo momento, tú parecías un poco harta de hablar con ella, poco interesada en su cuestionario", quizá fui grosera pensé "lo siento", "no tienes nada de qué disculparte, es por eso que no acudo a la mayoría de este tipo de eventos, no me siento cómodo, alguna vez me sentí en mi elemento pero ya no". Por un momento me recordó a las fundadoras y los secretos que esconden acerca de su llegada a Lilith. "¿Me quieres decir?", "¿decir qué?, "¿por qué cambiaste, por qué ya no eres otro clon neoyorkino?, "quizá después, no es material de primera cita, creo que ya he hablado mucho de mí, quisiera saber más de ti", me tensé, ¿cómo disfrazar mi realidad de mentiras para qué la esencia sea genuina pero mis secretos estén protegidos? "¿qué es lo que sabes?", "que estudias en NYU, te interesa la literatura y las ciencias políticas, que lo más cercano a un familiar que tienes es Elizabeth, la tía de Mia, que te gusta ir a museos y tomar café, es todo, no es mucho".
"Mi padre murió cuando yo era muy chica, crecí y fui educada por mi madre y mi abuela, las dos son mujeres muy inteligentes e independientes. El lugar en el que vivimos está alejado de la civilización, es una comuna, se podría decir, esta es la primera vez que salgo y experimento al mundo. Nueva York es interesante, trágico a veces, hay mucha escasez." "¿Escasez de qué" preguntó intrigado, "de todo, de valores, de apoyo, solidaridad, empatía, dinero, decencia, de todo", su mirada me distraía "tienes razón, es una introducción al mundo un poco violenta, ¿no crees?", "sí pero muy educativa", "tengo la impresión de que pocas cosas te dan miedo, Emma dice que golpeaste a un tipo en tu primer día de orientación", Emma, claro está, su informante, "así es y hubiera quedado aun peor si no me hubieran sujetado", me sonrió levemente, "así que no te arrepientes", "para nada, se merece eso y más", "muy bien, yo hubiera hecho probablemente lo mismo, a veces presto mis servicios legales al albergue de mujeres de Nueva York, hay muchos casos de mujeres muy jóvenes que sufrieron algo parecido a lo que tú interumpiste, es difícil llevar a juicio esos casos". "Ya veo, me gustaría ir a conocer a estas mujeres", "claro que sí, iremos pronto, si me permites acompañarte".
De pronto por reflejo volteé a ver mi reloj, era la una de mañana. "Es muy tarde", dije levantándome, "¿tienes un lugar a dónde ir?", "no, pero Eli ha de estar preocupada por mí, siempre le marco antes de dormirme". "Márcale y dile que vas a llegar aun más tarde si me lo permites", "¿a dónde vamos?", "a mi casa", "no sé si deba", "yo quisiera que fueras, estarás a salvo, te lo prometo, me portaré como un buen y decente anfritrión". Me acordé de Eli, "a los hombres no hay que creerles ni la mitad de lo que dicen", me repitió muchas veces en Lilith, pero no contaba con mi necesidad de querer creerles, ¿por qué seremos así? "Ok... déjame le hablo".
"¿Penélope estás bien?" respondió rápidamente Eli un poco agobiada. "Sí, todo bien", "Emma me dijo que saliste con Hunter, ¿estás con él todavía?", "sí", no supe qué más decir, "ok, bueno, avísame si necesitas algo y hablamos mañana, te quiero", "yo también, gracias Eli". Por un momento estuve a punto de reclamarle a Eli su falta de preocupación pero me acordé de Elena, ella nos explicó que las guardianas no están aquí para decirnos cómo vivir sino para apoyarnos y no son nuestras madres, es por eso que una madre jamás será monitora de su propia hija, es imposible dejar ser a la sangre de tu sangre. Hunter me veía con lo que interpreté como tristeza, "¿pasa algo?", "no, nada, ¿se quieren mucho?", "yo quiero mucho a todas mis hermanas", cuando terminé la última palabra comprendí que mi oración originaría muchos problemas y me di de latigazos, mentalmente claro está. "¿Tus hermanas?", "mi madre me enseñó a tratar a todas las mujeres como hermanas". "Tu madre no es de este mundo, pero es sabia, algún día quisiera conocerla". Me siento mal de pensar que eso nunca pasará. "Seguramente mi madre me quiere como la tuya a ti", le dije un poco cambiando de tema, "no estoy seguro de que mi madre hubiera tenido hijos de saber concientemente de lo que significaba, no es una mujer muy maternal, digámoslo así", "ya veo, pues no importa, igual no la necesitaste", "'¿a qué te refieres?", "a que igual creciste siendo una persona de bien", "no me conoces bien, pero sí, ¿eso parece verdad? pese a todo, salí diferente a mis padres. A veces Penélope uno puedo decidir desviarse del camino que está trazado para uno". Me dejó pensando, me senté a observar como recogía nuestro pequeño picnic inmerso en sus pensamientos. Yo fui planeada y querida desde el principio, mis principios y educación fueron también cuidadosamente impartidos para ser digna decendiente de la fundadora de nuestra isla, para que en algún momento tomara su lugar. Nunca había dudado que esa fuera mi vocación y mi misión en la vida, nunca hasta ese momento.
"¿Lista?", "sí", "no te preocupes, te regreso a tu casa antes de que amanezca" me dijo. Algo había pasado en el transcurso de estas cosas. Mi corazón estaba tranquilo, habíamos logrado establecer un lazo de familiaridad, como si hubiéramos sido amigos de toda la vida, como si hubiéramos crecido juntos. Me gustaba el hecho de saber que seguramente estas confesiones no eran parte de una rutina para meterme en su cama, o por lo menos eso escogía pensar. Me gustaba pensar que yo le daba paz a su alma y que él desacomodaba todas mis creencias.

Tercera parada
Su departamento no era lo que yo esperaba. Era un flat, no había divisiones entre cocina, sala y recámara, sólo una puerta que daba al baño. Estaba en el "meatpacking district", en el quinto piso un edificio industrial al que sólo teníamos acceso por medio de un elevador de acero que servía para mover la mercancía de los primeros pisos. Hunter tenía muchas fotos y pósters cubriendo las paredes y a veces las ventanas de su departamento. Fotos de paisajes que parecían lejanos, fotos con niños, seguramente de su trabajo de voluntario, fotos con muchas personas abrazadas y abrazándolo. Fue ahí donde entendí que Hunter se sentía en casa lejos muy lejos de aquí. Al fondo se veía una cama deshecha, con sábanas blancas, una mesa redonda con dos sillas y una laptop. Nada ostentoso. Sacó un par de copas y una botella de vino "¿quieres?", "sólo un poco, gracias", "no es mi intención emborracharte", "no sé exactamente cuál sea tu intención pero no me gustan los efectos que produce el alcohol, se me hace anti-natural". No lo quise ver, seguramente estaba viéndome con cara de "bicho rato". Encontré un sillón y me senté, empecé a hojear un libro que estaba en la mesa. "Aquí tienes", "gracias...", "¿qué piensas?", "que no es lo que me imaginé", "tengo miedo de preguntar qué te imaginaste, ¿qué te ha parecido nuestra cita?", "una agradable sorpresa", "me da gusto, tú has sido una sorpresa para mí, cuando supe tu edad pensé que esto quizá no llegaría a ningún lado, pero algo hizo bien tu mamá que no te comportas como alguien de tu edad, al menos no alguien de aquí", "¿eso es bueno? ¿Me estás juzgando para ver si soy lo suficientemente madura para andar contigo? Porque déjame decirte que si es así, tu definitivamente no pasaste mi prueba", "no te molestes, quise decir que me siento agusto contigo, eres ingenua, es verdad, pero eres genuina e interesante y muy diferente a lo que me pude haber imaginado que eres, porque, déjame decirte que tengo meses imaginándome cómo eres". Ese último comentario me desarmó por completo, de pronto no supe que decir y sentí unas ganas enormes de abrazarlo.
"¿Qué pasa?", "nada pasa, no sé qué decirte", "¿has pensado en mí?", "sí, he pensado en tí, todos los días, desde que te conocí, y a veces te he maldecido, y otras me has hecho sentirme enferma, y todo está en mi cabeza, yo sé, y ahora segura que has de pensar que estoy idiota y todos los puntos que me gané pretendiendo ser cool y madura los voy a perder en este momento" Hunter se echó a reír, "qué bueno que no hayas perdido tu sentido del humor, me da gusto darte tanta risa". Justo estaba apunto de pararme cuando me jaló del brazo y me sentó otra vez, tomó mi cabeza con sus dos manos enmarcándome la barbilla, me vio, su sonrisa se borró de sus labios y me dio un beso en la boca. El contacto de mi boca con la suya me hizo olvidarme de todo, lo abracé con fuerza y dejé que me besara lo que me pareció una eternidad. Obviamente yo no sabía lo que estaba haciendo y tenía la impresión de que él sí. Cuando me pareció que me quedaría sin aire me hice hacia atrás sólo para darme cuenta que estaba recostada en el sillón y que tenía a Hunter encima de mí, ¿cómo y cuándo pasó eso? Me senté y traté de recuperar el aliento. Hunter se levantó y se sacudió la cabeza, se veía alterado, "¿segura que tienes 18 años? porque ninguna mujer me ha puesto así en mi vida, no has perdido ningún punto Penélope pero yo me siento en la secundaria", "¿hice algo mal?", "nada, nada mal", "bueno ven, siéntate", "¿qué quieres?", "quiero tenerte aquí, cerca de mí, abrázame" estiré mi brazo y él se acercó inseguro, "¿qué pasa?", "en este momento siento que no es lo más conveniente tenerte en mi departamento",  "yo decidiré eso" y me acurruqué en él, mientras acariciaba lentamente su brazo, sentía su respiración en mi nuca, su corazón me arrulló y me quedé dormida.
Me desperté con el sonido de mi celular, eran las 5 de la mañana, hora a la que normalmente me levanto para ir a correr. "¡Nos quedamos dormidos!"dije alterada, pensando en que seguramente Eli estaría dando mi descripción a la policía. Hunter se levantó "tranquila, ahorita mismo nos vamos". Agarré mis cosas y salimos rápidamente de su departamento, en media hora estamos en la puerta de mi dormitorio. Hunter me dio un beso en la mejilla y me dijo "hasta pronto Penélope, me la pasé muy bien en nuestra cita" mientras entrelazaba sus dedos con los míos, yo lo jalé hacia mí y le di un beso en la boca, luego despegué mis labios y le susurré al oido "yo también". Me metí al cuarto antes de que mi gran bocota pudiera arruinar el momento, me recargué en la puerta trazando con mis dedos mis labios cuando sentí que alguien tocó la puerta, era Hunter, "¿cuándo te puedo ver otra vez?", "mañana", "mañana nos vemos entonces, yo te hablo", "ok".
No sé qué hacer conmigo, tengo miedo, no sé si lo pueda dejar, esto es imposible, esto no puede acabar bien, tengo que hablar con Eli.
Buenas noches/días Lilith.

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