Friday, July 7, 2017

Otra

Me imagino otra vida,
lejos de la mia,
fuera de si, fuera de mi.
Donde el dolor es superfluo
y la desesperacion finita.
Donde me acabo pronto,
donde no se oyen mis gritos,
donde el silencio es calma.

Me imagino otra,
mas dulce, mas entera,
mas sabia, mas en control.

Otra historia, otros finales,
otra esperanza, otros amores.

Tuesday, January 26, 2016

La Isla de Lilith: La Noche de Tantos Colores (Décima Cuarta Parte)



El silencio violento y las lamentaciones fueron interrumpidas por el sonido incesante de la tetera. Penélope se sobaba los brazos, tratando de consolarse, y contemplaba a la gente que pasaba por la calle desde la ventana.
Qué lejos estoy de las almas que conozco, qué fácil se desdibuja la esperanza en el rostro del hombre. La crueldad es aprendida pero con qué natural le brota a algunas personas. Qué difícil encontrar cosas en común con estos seres tan indiferentes al sufrimiento. Y luego está él, tan fuerte, tan vulnerable y tan fácil de querer, es mi ancla en este mundo ajeno, del que no me siento parte.  
- ¿Qué piensas?
- Pienso que estoy decepcionada de este lado del mundo.
- ¿Crees que todos somos iguales?
- No, eso sería demasiado fatalismo de mi parte. Pero quizá vine aquí siendo muy ingenua. La mayor parte de mí hubiera preferido no haber tenido que sacrificar la noción de que todo ser humano es noble y bueno por naturaleza. Entiendo el velo de ignorancia que mi familia ha puesto sobre mi pueblo.
- Si no hubieras venido no nos hubiéramos conocido.
- Es verdad, pero si no hubiera sido yo hubiera sido otra. Mi tía dice que no hay nadie indispensable para vivir, sólo se tiene a una misma.
- Las palabras de tu tía son amargas y no son ciertas; yo no creo que hubiera sido otra. Si no fuera por ti yo creo que nunca hubiera enfrentado a mi padre.
- Creo que te subestimas.
- Quisiera tenerme la misma fé que tú me tienes.
- No creo ser la única que cree en tí.

Penélope extendió su mano hasta alcanzar el cabello de Hunter quien estaba sentado en una silla de la cocina. Hunter la jaló hacia él y la abrazó fuertemente. Su cabeza descansó en su vientre. Su oreja rozó su pecho y con sus manos jaló su boca a la suya.
Mientras se besaban las manos de Hunter recorrían la espalda de Penélope con caricias llenas de ansiedad. Sus manos se detuvieron en el cierre del vestido y empezaron a bajarlo lentamente hasta llegar a la cintura. Penélope sintió sus manos frías en su espalda baja ahora descubierta y cortó el beso.
- ¿Qué pasa?
- Nada pasa, me das miedo, eso es todo.
- Tú también me das miedo. No hay nadie en el mundo que tenga tanta influencia y poder sobre mí que tú.

Penélope sentía su cuerpo estremecerse y su respiración entrecortada. El aliento y calor de Hunter la confundía y no la dejaba pensar. Esto que estaba sintiendo era nuevo, esta necesidad de sentirlo tan cerca. Se arrancó de su abrazo, se cerró el vestido y se fue hacia el sillón donde se sentó cruzando las piernas para no delatarse con su cuerpo. Hunter se acercó hacia ella y se arrodilló en la duela a su lado. Abrió sus piernas con sus manos y se metió entre ellas, se acercó a su hombro y lo besó dulcemente, luego el cuello, luego detrás de la oreja, luego la boca, tomando con firmeza cada territorio mientras Penélope luchaba encontra suya intentando articular palabra. Se sentía invadida y más vulnerable que nunca pero la asustaba su incapacidad de negársele. Hunter la convencía tan sólo con su mirada, la enredaba entre caricias y la sometía tiernamente. Este era el único requisito del año mixto al que ella se oponía y en ese momento no comprendía exactamente qué era eso tan importante que no debía dejarse quitar o ceder. Cayó entonces en una amnesia absoluta en donde estaban solos, clausuró todo pensamiento y se dejó sentir. Hunter la puso de pie bajo sus manos hasta el cierre del vestido y lo bajó lentamente, el vestido cayó al suelo y la condujo hacia el otro lado de la habitación donde estaba la cama. Ambos se encontraban sumergidos en el momento y deseando más uno del otro. Penélope alzó los brazos y le desabotonó la camisa y desabrochó sus pantalones. Hunter se quitó lo poco de ropa que le quedaba y abrió las piernas de Penélope dejándose abrazar entre ellas. Le hizo el amor lentamente mientras ella se dejaba consumir por las sensaciones que hacían eco en todo su cuerpo. Una chispa se prendió en su interior y con cada movimiento la chispa creció hasta hacerla explotar deliciosamente en mil pedazos. Hunter le susurro al oido; "te amo". Penélope le sonrió y cayó inmersa en un sueño profundo.

Cuando despertó ya era de día. Su cuerpo desnudo estaba cubierto por sábanas y almohadas. Se sentó en la cama cubriéndose con las cobijas y se encontró a Hunter a su derecha sentado en una silla, vestido de jeans y camiseta, observándola.
- No me dijiste que eras virgen.
- ¿Perdón?
- ¿Ya viste las sábanas?
Penélope metió la cabeza entre las sábanas blancas para descubrir una mancha de sangre, que la asustó.
- No te preocupes, sábanas tengo muchas. ¿Descansaste?
- Sí...
Hunter sonrió tímidamente.
- ¿Qué pasa?
- Nada, te quiero.
Su confesión vino en el momento adecuado, justo mientras la mente de Penélope empezaba a divagar y a darle vuelta a sus decisiones. Por un momento sus voces se calmaron, había hecho lo correcto y lo correcto en esta ocasión era también lo que había deseado, sin saber, desde que lo conoció.
- Yo también te quiero.


Penélope sintió su rostro enrojecer, todavía trataba de reconstruir en su memoria la noche que había vivido. Pensaba en Eli, en qué le iba a decir y preguntar, en sus otras hermanas, en lo que ellas habrán sentido, en qué tan diferentes habrán sido sus experiencias. Pensaba en lo peligroso que era continuar esta relación con Hunter, cómo podría decir adios después de esto.
- Ya veremos.
- No te creo, no juguemos, hasta el momento la nuestra ha sido una relación sincera, dime qué piensas de verdad.
- ¿La verdad?
- La verdad por sobre todas las cosas.
- La verdad es que todo es nuevo y excitante, no conocía esta parte de mí, no pensaba que esto iba a ser así. Tampoco me conocía tan feliz como me siento hoy y todo es por ti. Y sí, me gustó, me gustaste tú. 
- Me gusta escucharte decir esas cosas. Eres muy buena con tus palabras. Me encanto despertar a tu lado, quisiera que así fuera todos los días.
- Creo que me estás pidiendo que viva contigo, ¿y mi escuela? te amo, pero quiero mi independencia.
- Cualquiera pensaría que el hombre en esta relación eres tú.
- ¿Por qué dices eso?
- Por que parece que ya te hartaste y te haces a un lado y yo quiero más de ti, no me canso.

Penélope sintió un pleito venir, descubrió su cuerpo y jaló a Hunter hacia la cama.

- Ya me cansé de hablar, mejor abrázame. Luego vemos eso de vivir juntos.












Tuesday, July 15, 2014

Somos Otros

Somos otros,
otros sueños y otros cuerpos,
más cansados y grises,
menos intensos.

Somos otros,
no los que nos amamos y deseamos
todo el tiempo,
no los que se prometían amor eterno.

Somos otros,
los que viven en el ahora,
los que no suspiran demasiado,
los que han dejado atrás ese
anhelo incesante.

Somos los que han crecido,
los comprometidos,
los responsables,
los que se mueren,
los que eran antes los viejos.

Friday, December 13, 2013

La Isla de Lilith: la Verdad y la Gala (Décimo Tercera Parte)


Había sido una noche muy agitada. Hunter entró a su departamento aun tratando de recuperar el aliento y jalando la mano de Penélope que caminaba detrás de él. Prendió las luces y puso hervir agua con la intención de hacer té. Su rostro exhibía el resultado del argumento final que tendría con su padre. Su ojo izquiero estaba hinchado; un moretón rojo, amarillo y púrpura enmarcaba su pómulo. Penélope abrió el congelador buscando hielo, lo envolvió en un trapo limpio y se lo dio a Hunter.
- Para tu ojo.
- Gracias.
- ¿Cómo te sientes?
- Si tengo que ser completamente honesto, más tranquilo.
- ¿Por qué?
- Porque ya todo está dicho
.
Penélope se sentó en el sillón de la sala tratando de analizar los acontecimientos de la noche. La Gala en el Met a beneficio de las víctimas de tráfico y comercio sexual te recordaba más a un desfile de modas que a la causa que trataban de apoyar. Los hombres y mujeres más poderosos de Nueva York estaban ahí, exhibiendo sus diamantes, trajes de diseñador, maquillaje y cabello impecable. Hunter pasó por ella a su dormitorio a las 7 pm. Las pupilas de Hunter se dilataron al ver a Penélope en su vestido largo, un vestido strapless plateado en corte sirena con la espalda descubiera. Se veía más grande de lo que realmente era, como una más entre los ricos y poderosos. Penélope disfrutó ver su cara de asombro y su respiración cambiar al verla. Juntos caminaron la alfombra roja donde diversos fotógrafos tomaron su foto, Hunter nunca soltó la mano de Penélope. Ella tuvo desde el principio el presentimiento de que él estaba más nervioso que ella, lo cual era casi imposible, después de todo él había crecido dentro de ese circo y conocía a la mayoría de los asistentes, ella era una desconocida que posiblemente no tenía nada en común con estas personas.
Una vez adentro, diversas personas se acercaron a la joven pareja con un sin fin de pretextos, en realidad lo que querían era información; ¿quién era esa desconocida agarrada de su brazo y por qué se había ausentado de ese mundo siendo que parecía encajar perfectamente en él?
Después de casi dos horas y habiendo terminada la subasta silenciosa, Hunter y Penélope se dirigieron a la salida.
- No toda la noche está perdida.
- ¿A qué te refieres?
- Todavía podemos escaparnos y hacer algo divertido.
- ¿Ya nos vamos?
- Ya cumplimos.
- ¿Y tu mamá? Cuando menos hay que despedirnos de tu mamá.
- Está bien.

Martha Perry estaba rodeada de la crema y nata de Nueva York, reía sutilmente y se mostraba complacida por el evento. Al verlos venir su mirada se clavó en Penélope. Había algo que irritaba y descomponía a Martha en esa joven.
- Qué gusto de verlos.
- Venimos a despedirnos mamá.
- ¿Ya se van? ¿Tan temprano?
- Penélope tiene exámenes.
- Seguro se pueden quedar a escuchar el discurso de tu padre. Penélope, convéncelo.
- Por mí no hay problema. Hunter, unos minutos más, ¿ok?
- Está bien.

Quince minutos después subió al estrado John Perry. Para ser un hombre de negocios se dirigía seguro hacía la multitud con la elocuencia de un político experimentado. Expresó gran admiración y empatía a las víctimas del tráfico de personas y hubo personas muy conmovidas con su discurso. Mientras todos aplaudían Penélope se distrajo y volteó hacia Hunter, quien se mantenía cruzado de brazos. Por un breve momento su mirada y la de su padre se encontraron y John Perry cambió su seño a uno muchísimo más serio, bajó del estrado y se dirigió hacia su hijo. Hunter jaló a Penélope tratando de escapar de su padre. La multitud rodeó a la pareja y John se aproximó saboreando el momento, como león que acorrala a su presa.
- Muy buen discurso Sr. Perry, creo que ya ha de tener experiencia en este tipo de eventos.
- Gracias Penélope, eres muy amable, la causa es muy cercana a mi corazón.
- Creo que eso que sientes es culpa papá.
- ¿Cómo dices?
- Culpa, ese sentimiento que no te deja dormir en las noches.
- No sé de que me hablas.
- Seguro que no, vamos Penélope, te llevo a tu casa.
- No sé porque insistes en pelear conmigo, sólo me he preocupado en darte lo mejor. Tengo dinero y  una posición privilegiada pero he trabajado duro por todo lo que tengo, me gusta lo bueno, ¿y qué? No tuviste ningún problema con mi dinero gastándotelo por todos estos años.
- ¿En serio no tienes idea de todo lo que sé de ti?
- No sé de qué me hablas, no tengo nada que esconder.
- Buenas noches papá.

John Perry había cambiado su arrongancia por miedo. En lugar de dejarlos ir, pidió a sus guardaespaldas que escoltaran a la pareja a una sala privada del museo. Hunter se veía visiblemente alterado.
- No sé por qué tengo el presentimiento que estoy en el ojo del huracán, le susurró Penélope a Hunter.
- Bien, ya estamos sólos, Penélope cariño, ¿nos harías el favor de darnos un momento de privacidad entre padre e hijo?
- Penélope no se mueve de aquí, si crees que me puedes enfrentar será delante de una mujer.
- Hijo, te estás poniendo muy dramático. Esta clase de arranques no son de personas de nuestra clase.
- Creo que tú y yo estamos en clases distintas.
- Ahora resulta que eres demasiado bueno para nosotros los mortales, por favor! Bájate de tu córcel blanco.
- No me creo mejor que todos, pero sí me creo mejor que tú, yo no pago por sexo.

Penélope, que hasta ese momento se había mantenido al margen de lo que parecía una simple discusión entre padre e hijo, de pronto empezó a atar cabos y a darse cuenta que esa distancia que le había puesto Hunter estaba probablemente relacionada en lo que ahora se revelaba. John Perry se mantenía callado analizando la situación y calculando el porcentaje de certidumbre que existía en la declaración de su hijo.

- ¿Cómo crees eso? ¿Quién te dijo eso? Me siento herido y decepcionado que pienses tan poca cosa de tu padre Hunter.
- Muy bien papá, así vas a jugar, está bien, pero tus reproches no funcionan conmigo, a diferencia de mi mamá, yo no vivo en negación.
- Es una estupidez y me niego a ser parte de esta mentira que te inventaste, hasta pronto hijo.

John empezó a caminar hacia la puerta.

- Cuando estaba haciendo mi labor social como abogado conocí a una joven que había escapado de una bodega donde la tenían secuestrada a ella y a otras veinte. Cuando dimos con la bodega nos dimos cuenta de las condiciones inhumanas en las que vivían y nos encontramos una agenda con una lista. El desgraciado que las tenía secuestradas estaba organizando una subasta para venderlas al mejor postor. ¿Qué nombre crees que encabezaba la subasta? John P., junto con una cuenta en las Islas Caimán que rebeló el resto de tu apellido. No sólo pagas por sexo, sino que pagas por el privilegio de acostarte con vírgenes. Y esas vírgenes a veces no tienen más de 14 años, pagas una fortuna por mujeres que están ahí en contra de su voluntad, drogadas y maltratadas. Son las mismas que ahora les das millones para tratar de saciar tu culpa. Pero, ¿acaso es culpa, o son apariencias?   No sé cómo le hiciste para no pagar por tus crímenes pero no me interesa saberlo. Creo que en esa lista había más que sólo hombres ricos y aburridos con su vida, han de haber habido políticos y toda clase de animal corrupto ¡Me das asco y me averguenza ser tu hijo!

John Perry se había manteniendo dando la espalda a su hijo. Antes que pudiera decir otra palabra Hunter se le había avalanzado y luchaba por cubrir su cara de los puños de su hijo. Finalmente los guardaespaldas intervinieron y separaron la pelea. Hunter fue escoltado afuera del museo, su traje estaba cubierto de sangre y su rostro aun estaba encendido de rabia. Penélope observó todo incrédula de todo lo que había dicho. Siguió a Hunter mientras forcejeaba con los guardaespaldas recordando una de sus primeras noches en Nueva York cuando la esperanza se había esfumado del aire y la humanidad no tenía rostro de hombre, sólo de mujer.

Las piezas empezaron a embonar y Lilith tuvo más que nunca justificación de existir. 

Thursday, August 15, 2013

La Isla de Lilith: La caída del agua (Décimo Segunda Parte)


2 de Abril de 2013

Creo que en toda mi vida nunca me había sentido tan abrumada por la suma de emociones que he vivido en este lugar. Estos días han sido lluviosos y me han hecho pensar más que de costumbre. Encuentro todo territorio afuera de Lilith un tanto hostil y frío en todos los sentidos. En Lilith la lluvia se evapora y la naturaleza lo envuelve todo, en esta selva urbana todo se encharca, se cicla y se ensucia, así me siento yo. Siempre me creí fuerte, y aunque ser sensible y delicada son cualidades valiosas en toda habitante de Lilith, nunca me consideré ser esa clase de mujer. Ahora estoy segura de ser todas esas cosas; mujer visceral, pasional, frágil, sensible, compasiva, subjetiva en mi proceso de pensamiento, posesiva, celosa incluso histérica. A veces soy todas esas mujeres en un cóctel perfecto para el desastre. Eli dice que lo importante no es identificar nuestros defectos sino las personas que detonan esos comportamientos en nosotras. Con Hunter estoy en un viaje constante entre el infierno y el paraíso, dependiendo del día. Hasta hace una semana había poco que reprocharle, Hunter siempre había sido atento y amable conmigo, cariñoso pero no en exceso, pero de alguna manera sentía que no estaba siendo completamente abierto y honesto conmigo, como si se tuviera que restringir y limitar. Analizándolo cuidadosamente me di cuenta de que escogía muy bien sus palabras cuando se trataba de nosotros pero me dejaba siempre queriendo un poco más, insatisfecha y el amor a cuenta gotas vuelve loca a cualquier mujer, especialmente a mí que no estoy acostumbrada a que me lo racionen.
El lunes fuimos al albergue y mientras él platicaba con Martina y le tomaba la mano pude observar como su comportamiento era diferente; su mirada más cálida, su cuerpo más propenso al afecto, sin restricciones. Incluso sabiendo que Martina no era ninguna amenaza algo se prendió dentro de mí al verlo tan libre y seguro. Por alguna razón, desconocida por mí en ese momento, Hunter estaba protegiéndose de mí, quizá no fisicamente, pero emocionalmente sí. Incluso si fuera el hombre más atractivo del universo, mi interés y cariño por él va más allá de apariencias y si él no es sincero, cómo podría quererlo. La confianza lo es todo.
Salí callada, meditando si eso era lo que necesitaba para alejarlo de mi vida a tiempo, antes de tener que decirle adiós. Hunter intentó tomarme de la mano y mi instinto me hizo alejarme.  "¿Qué pasa?", me dijo el muy imbécil sin idea del remolino que se formaba en mi cabeza, "creo que deberíamos de separarnos un poco, darnos tiempo para respirar.." Hunter se detuvo a la mitad de la calle y su semblante cambió de inmediato. "¿Cuánto tiempo llevas pensando esto y qué te llevó ahí?, me jaló hacia el callejón. "Creo que no estás siendo honesto conmigo, siento que me tratas como a tu hermana o tu amiga, y aunque quisiera serlo todo para tí, no quiero ser nada más tu amiga. Creo que te guardas algo y te proteges de mí y no vale la pena para mí pasarme todos los días esperando que me des algo que no estás dispuesto a dar, ¿no crees?" se quedó callado y bajó la mirada, "no hay nadie en el mundo que sepa tanto de mí como tú, ¿qué más quieres?" su tono empezó a subir, "no te puedo decir, porque no sé qué es lo que te guardas, pero quiero todo, quiero que me demuestres, que me digas, quiero... que me necesites, que te urja verme, hablar conmigo..." Hunter se alejó sin decir nada, yo estaba en mitad del callejón esperando a que reaccionara hasta que le dije adiós. Empezó a llover.
Llegué a mi dormitorio empapada y hecha un mar de llanto, a momentos no me alcanzaba el aire para dejar salir toda mi frustración y desilusión. Emma estaba asustada, me abrazaba y me pasaba pañuelos desechables mientras intentaba tranquilizarme. Me quedé dormida. Desperté y le hablé a Eli, le pedí que viniera a recogerme y me quedé con ella haciendo el recuento de los daños y tratando de racionalizar mi pérdida. Eli me dijo que una de las razones por las que decidió vivir en Lilith fue porque todas las mujeres que conoció allí están dispuestas a entregarse en cuerpo y alma al proyecto y no sucumben ante las expectativas de las demás personas. Era amargura la que destilaba  en cada una de sus palabras y por fin pude entenderla, "algunas personas no están hechas para cargar en la conciencia el cariño de los demás" me dijo mientras acariciaba mi cabello y me hacia una trenza.
A la mañana siguiente me sentí un poco mejor, me fui a la universidad y casi pude convencer a todos que estaba funcionando al 100 por ciento. A medio día tuve un descanso y me fui al dormitorio a acostar, pretender cansa, nunca me lo hubiera imaginado. Mientras caminaba por el pasillo cabizbaja pensaba en Lilith y me recordaba el sonido que hace el retumbar de las olas. Cuando levanté la cabeza me encontré a Hunter en la entrada sentado en el suelo, apoyado en mi puerta. Tragué saliva.
"¿Qué haces aquí?, "esperándote, tenemos que hablar", "creo que ya me cansé de hablar", "no me diste tiempo Penélope, ojalá todos fuéramos como tú, ojalá todos pudiéramos decir lo que sentimos sin miedo, pero no es así, aquí los mortales necesitamos tiempo para procesar las cosas". Abrí la puerta de mi dormitorio y entré, Hunter entró detrás de mí. Me senté en mi cama. "Te escucho", Hunter se sentó en el suelo, inhaló profundamente y sin verme a los ojos empezó a hablarme, "¿dónde estabas anoche? te estuve marcando", "me fui con Eli", "Eli me odia, ¿verdad?", "nosotros no creemos en el odio, pero sí, no eres su persona favorita", "me imagino", "ni la mía", "todavía no entiendo qué hice para que llegaras a estas conclusiones", "no me chantajees, no es lo que hiciste sino lo que no, creo que si sabes eso, no puede ser que vivas sin ser consciente de tus limitaciones", "no, sí sé a lo que te refieres pero pensé, malamente, que estaba tratando con otra persona, que iba a tener más tiempo, que me ibas a tener más paciencia pero ya veo que no". Lo que había empezado como una plática seria se volvió un chiste para este hombre y se me llenaron los ojos de lágrimas al ver que no me tomaba en serio. "¡Vete por favor!", Hunter borró su sonrisa y se levantó, "¡no te entiendo!", "yo no estoy jugando, esto no es divertido para mí!", mientras lo intentaba correr las lágrimas rodaban por mi cara sin descanso. "Nunca fue mi intención burlarme de ti, perdón si me burlé, no estoy pensando muy claramente, ayer no pude dormir pensando en qué hacer contigo", "¿qué hacer de qué?", "con lo me pides, lo dijiste tan bien, eres la única que me exige y que demanda", "¿y qué tiene de malo?", "nada, sólo que no estoy acostumbrado a deberle y rendirle cuentas a nadie, vivo sin expectativas de la gente y la gente no espera nada a cambio, lo que doy es suficiente, es MAS que suficiente", "pues yo estoy acostumbrada a mucho más de lo que tu das", "sí, en ese mítico pueblo donde creciste, donde la gente es naturalmente bien intencionada y sus estándares son excesivamente altos, definitivamente no es Nueva York", "creo que son escusas baratas Hunter, si tienes miedo dime tengo miedo, si no me quieres, dime no te quiero, si ya no te intereso, dime sólo quiero ser tu amigo, ¡usa tus PALABRAS!", "ok, tengo miedo, y no te quiero", me quedé callada "esto es más que cariño, pienso en ti todo el tiempo, por ti me levantó y quiero ser mejor y me estoy esforzando, quiero ser tu amigo, tu confidente, tu razón de vivir, tu amante, quiero tenerte sólo para mí todo el tiempo, estoy celoso de todos los que te rodean, de tus amigos, por quitarme tiempo contigo, de tus profesores y de tu universidad, de tu edad porque me hace pensarlo dos veces antes de tocarte y besarte, si tuvieras diez años más ya te hubiera..." mientras pensaba en qué decirme me acerqué hasta que lo tuve al alcance de mis manos, le puse mi dedo en su boca para que dejara de hablar, ya había escuchado todo lo que tenía que escuchar, y estaba satisfecha. Tomé sus manos y las coloqué en mi cintura, le dije "yo también te amo, y quiero estar contigo todo el tiempo" me abrazó y cerré los ojos mientras mi cabeza descansaba en sus hombros. Sentí su respiración cambiar y su cuerpo más inclinado a mí.
Alguien tocó la puerta y lo solté por un momento para ver quién estaba en la puerta. Era la madre de Hunter, la Sra. Perry. "Es tu mamá" Hunter saltó incrédulo, "¿mi mamá?". Abrí la puerta y entró Martha Perry en un atuendo elegante delicadamente seleccionado cuyo objetivo, seguramente, era intimidarme. Noté su cara de sorpresa al ver a Hunter en el dormitorio. "Buenas tardes Penélope, tuve una reunión cerca de tu universidad y aproveché la oportunidad para venir a saludarte y ver cómo estabas, no pensé que tuvieras compañía, Hunter qué sorpresa cariño", "hola mamá, gusto en saludarte", le dijo Hunter visiblemente molesto por la interrupción, "gracias Martha, qué amable de tu parte, todo bien, el semestre va bien, las clases y los instructores son estimulantes", "qué gusto, debo confesar que también vine con otra intención, como sé que eres tan amiga de Hunter, seguramente sabrás que él pasa mucho tiempo en el albergue que sirve como refugio a víctimas de explotación sexual", "sí, lo he acompañado en varias ocasiones", "ah vaya, pues entonces seguramente no tendrás ningún problema en participar en un evento de beneficencia en honor al albergue que estamos organizando", "para nada cuenta conmigo", "maravilloso, nos vemos el viernes entonces, es una gala, Hunter te dará los pormenores, hasta entonces Penélope, adios hijo mío". Cuando cerré la puerta Hunter estaba que echaba fuego por la boca, "¡qué pretende esa mujer!", "Hunter calma no entiendo cuál es el problema", "ya le había dicho que yo no asistiría a su maldita gala y ahora viene aquí tratando de manipularme a través de ti", "pues si no quieres no vayas, yo iré en representación nuestra, "demasiado tarde, no te puedo dejar sola con esos buitres", "entonces iremos a la gala", "eso parece". Hunter se despidió visiblemente alterado por la aparición de su madre en mi dormitorio. Yo flotaba y saltaba de nube en nube, su secreto podía esperar, ahora lo importante era encontrar algo decente para llevar a la gala.

Tuesday, July 9, 2013

La Isla de Lilith: Peligro (Décima Primera Parte)


Querida madre:

Te extraño y aunque sé que no leerás esta carta hasta que regrese me consuela saber que no estoy sola y que si estuvieras conmigo seguramente me darías buenos consejos y me abrazarías con fuerza.
No puedo creer que tú también tuviste la oportunidad de vivir en este mundo y no decidiste quedarte en él. Probablemente no conociste a alguien parecido a Hunter, seguramente es raro encontrarte a alguien que es el eco de tus pensamientos, pero a mí me pasó y he caido en suma depresión.
A lo largo de este mes que llevo saliendo con él me he dado cuenta que es una criatura muy especial, igual o más sensible que cualquiera de mis hermanas. Lucha por los débiles y le tiene respeto a todas las mujeres, su único defecto es haber nacido Perry. Lo siento siempre en una lucha constante por dejar atrás el aprendizaje inculcado por sus padres y por acoger el mundo real. Y por mundo real me refiero aquello que no está protegido por una capa de lujo y opulencia, como los lugares que ahora frecuento con Hunter.
Hay albergues que se dedican a dar atención física, emocional y mental a mujeres víctimas de maltrato y explotación sexual. A uno de estos albergues fuimos a dar en nuestra segunda cita. Hunter se graduó de leyes y aunque ya no ejerce aun presta sus servicios a estas mujeres. Cuando llegamos todas las voluntarias lo recibieron con un abrazo y estuve apunto de sentir celos, pero me fue imposible al ver tantas muestras de amor y gratitud. Muchas de estas mujeres, como Martina, son inmigrantes que llegaron a Estados Unidos en busca del sueño americano. Confiar en la persona incorrecta las llevó a ser víctimas del tráfico de personas y obligadas a prostituirse en los barrios más peligrosos de esta ciudad bajo las condiciones más insalubres y deplorables.
Toda la idea de la prostitución se me hace un negocio de lo más vil y horrendo, aun no puedo creer que haya hombres y mujeres involucradas, me rompe el corazón pensar que haya personas sin gota de compasión en sus almas. Me parece aun más increible la alta demanda que existe por jovencitas que no llegan ni a sus 15 años de edad, si las atrapan, me explica Martina, es por que alguien las quiere.
Martina es joven, tiene apenas 22 años sin embargo por 5 años fue sometida todo tipo de maltratos. Su mirada refleja dolor y aunque su espíritu es positivo no puedo evitar sentir ganas de llorar cada vez que la veo. Pese a todo ella dice "tuve suerte, Hunter me encontró", suerte no es exactamente lo que pensé cuando revisé el expediente de Martina en las oficinas del albergue. Hunter me explicó vagamente que cuando trabajaba en uno de los despachos más prestigiados de Nueva York le fue asignado el caso del hijo de un millonario que se había involucrado con una prostituta. El caso parecía sencillo pero al investigar Hunter destapó una de las redes de tráfico de personas más poderosas que existen en Estados Unidos, a Martina la encontró en una casa de seguridad que estaba a nombre de uno de esos animales, encerrada con candado en un cuarto con otras 20 mujeres más.
Cada día que pasa voy entendiendo el porqué Hunter ha decidido renunciar a su riqueza y poder. Presiento también mamá que hay algo que no me está diciendo en referencia a este caso en particular. Por el momento toda su energía se enfoca en tratar de garantizar una estancia segura y legítima para Martina en este país, para que el gobierno le otorgue asilo. 
Muchas de estas mujeres tienen hijos que corren por los pasillos del albergue y juegan en el pequeño jardín que crece salvaje haciéndose camino entre los muros de concreto y la tierra descuidada. Su inocencia me conmueve y sus ganas de vivir me recuerdan lo que es crecer en Lilith, sin concepto del peligro, sin miedo. Este mundo más que nada da miedo mamá. Hunter se ha vuelto mi refugio, mi esperanza y mi aliado.
Desde mi primera cita con él no ha habido día en el que no lo vea o tan siquiera escuche su voz. Siento ansiedad sólo de pensar que muy pronto llegará el día en el que tendré que renunciar a él. Mi corazón se debate todos los días y nunca llego a la siempre conclusión, Lilith es mi hogar pero Hunter se ha vuelto parte de la sensación de hogar para mí.
Hay algo que me molesta; pese a que parece respetarme intelectualmente Hunter se niega a estar a solas conmigo, no hemos vuelto a su departamento y cuando me besa siento que se restringe de algún modo. Creo que esto se debe principalmente a mi edad. En Lilith nunca me había dado cuenta de lo que significaba ser joven para bien o para mal, creo que hemos logrado establecer roles positivos que no tienen que ver con la edad necesariamente y por eso estoy perdiendo la paciencia con este hombre. Eli me dice que no me desespere, me pregunta que es lo que estoy esperando o buscando de él. No sé exactamente, para mi sorpresa quisiera que nunca me dejara respirar y que nunca me soltara, quisiera ser todo para él y sentirme querida y deseada en todos los sentidos, pero a él parezco gustarle como objeto de decoración o como compañera de discursos políticos, no como mujer, lo que nunca pensé que me molestaría.
A ver cómo me encuentras mamá cuando te vuelva a ver, espero ser la misma en esencia pero este mundo a hecho estragos en mi alma y no sé qué pueda pasarme en el tiempo que me queda. Me da miedo y al mismo tiempo lo estoy esperando con ansias, todo, hasta la devastación absoluta.
Cuídame mamá.

Tu hija,

Pentesílea

Saturday, June 29, 2013

La Isla de Lilith: La Cita (Décima Parte)




7 de Febrero de 2013

Desperté cerca de la una de la tarde hoy y no puedo hacer nada más que suspirar y suspirar, siento que estoy en una nube y no me quiero bajar. Tengo miedo, antes y después de todo, tengo miedo y entiendo muchas cosas ahora que quizá antes cuestioné. Si esto es el principio de nuestra relación y ya estoy dispuesta a donarle un riñón o una córnea no quiero saber que va a pasar en dos meses. Quizá en tres meses ya se haya olvidado de mí y me deje rota. Quizá me tenga que regresar a Lilith en pedacitos, ¡pero qué cursi! Como sea en ocho meses todo habrá terminado. Por el momento fingiré que no existe cuenta regresiva, que tengo todo el tiempo del mundo.
Hunter pasó por mí diez minutos tarde. Los diez minutos más largos de mi vida en donde pasaron por mi cabeza mil escenas que explicaban el porqué de su impuntualidad. Decidí no disfrazarme de algo que no soy, no me puse ni tacones ni maquillaje, un abrigo, tennis y el cabello amarrado en una cola de caballo, si le intereso, me dije, esta soy yo la mayor parte del tiempo, para Barbies (muñecas de dimensiones imposibles sinónimos de perfección y tortura de la mujer común) ya tiene muchas. Emma casi me mata, no podía creer que fuera a salir con este hombre/Dios de Manhattan en esas fachas.
Escuché por fin que alguien tocaba la puerta y abrí diciendo "llegas tarde". Hunter me sonrió y depositó en mi mano un café con crema y azúcar, como si supiera cómo lo tomo todos los días. "Vamos pues, no quieres que se nos haga tarde" contestó sin disculparse. Agarré mi abrigo y nos fuimos. Caminamos a la estación de metro y nos subimos a un vagón, yo lo seguía sin saber a donde íbamos.
Primera parada.
Llegamos al barrio de Chelsea donde caminamos por cerca de 20 minutos. Sinceramente no recuerdo nada alrededor. Hunter me traía agarrada de la mano y yo sólo podía pensar en el contacto, mientras veía la parte posterior de su cabeza moverse. "Aquí estamos" me dijo por fin parando en lo que parecía una bodega abandonada. Sacó de su bolsillo una llave y empujó la cortina de acero para que pudiéramos entrar. Adentro todo permanecía oscuro hasta que Hunter encontró un interruptor y todo tuvo un poco de sentido. Alrededor de las 4 paredes yacían obras de arte cubiertas con plástico transparente. "Son piezas de futuras exposiciones del Guggenheim, MET y MoMA, aquí las almacenan a veces, podemos verlas antes que todos", me dijo seguramente dándose palmadas en la espalda, felicitándose por la elección del lugar. "¿Aquí traes a todas tus citas?" "No, sólo a las que les gusta ir a museos casi todos los días", "¿me has estado siguiendo?", "no exactamente, sólo he preguntado un poco, tu vida parece un libro abierto..." "no creo en los secretos", me  mordí la lengua, en todos los secretos excepto el de mi origen, "ya veo, y eres difícil de impresionar" "impresionarme no debería estar en tu lista, pero cambiando de tema, este es un lugar excelente, ¿cómo es que tienes acceso a esta bodega?" "tengo muchos amigos que trabajan en las artes, como benefactores y como artistas". Me pasé lo que me pareció una eternidad contemplando cada pieza, cuando reaccioné Hunter estaba sentado mirándome. "Perdón, perdí noción del tiempo,  has de pensar que soy la mujer más aburrida del planeta, ¿qué horas son?" le dije realmente apenada, "para nada, al contrario, te traje aquí porque me gusta observarte en tu ambiente, tu capacidad de asombro es magnífica, yo siento que ya lo he visto todo, pocas cosas captan mi atención", "síntoma sin duda de un verdadero neoyorkino que vive mucho y muy rápido", "quizás tengas razón, pero ven, esto no se ha terminado", tomó mi mano y nos salimos de la bodega, caminamos hacia el metro y esta vez llegamos al corazón de Wall Street.

Segunda parada.
Hunter entró a uno de los edificios y nos subimos al elevador, presionó el PH y salimos a un jardín en la azotea del edificio. La vista de la ciudad de noche era increíble. "Este era mi escondite cuando era un adolescente, mi papá trabaja en un despacho varios pisos abajo, a veces me traía en la noche y yo me venía a la azotea a escuchar música" me dijo reviviendo recuerdos, "¿vienes seguido?" "ya casi no vengo, no tengo tiempo, me la paso de viaje pero este lugar siempre ha logrado traerme paz, eres la primera persona que traigo a este lugar, ni siquiera mi papá sabe que existe, siempre estuvo muy inmerso en su trabajo como para poner atención a lugares y cosas como éstas." Sentí su amargura en el aire pero no supe qué hacer, agarré su mano y la apreté fuerte, "no te preocupes, hace mucho que dejé de esperar cosas de él", me dijo sonriendo. A veces la vulnerabilidad masculina es un poco más difícil de asimilar que la femenina, me cuesta trabajo consolar a estos robles. Me dijo "espérame un momento" y me dejó sola contemplando las luces de la ciudad. Cerré los ojos tratando de absorver tanta información y sentimientos. Nunca había estado en otra cita, de hecho esto es lo más cerca que había estado a un hombre en toda mi vida y a lo largo de estas horas había logrado encontrar en él una luz que no creí que estos seres eran posibles de emanar.  Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Hunter puso una cobija en mis hombros; "hace frío, no quiero que te enfermes", "gracias", la cobija era afelpada y escondía bien mi respiración apresurada. Nos sentamos en el suelo y sacó de una canasta de picnic unos sandwiches, quesos y fruta, seguramente Hunter vio mi cara de "¿de dónde sacaste tanta cosa?" y me explicó "preparé esto y se lo dejé al conserje, ahorita fui por todo, vengo preparado" "gracias ya tenía hambre", "me da gusto", "¿que tenga hambre?", "no, que no seas una mujer que come como pajarito, aquí todas las mujeres "respetables" de Nueva York se están matando de hambre, incluyendo a mi madre, que preguntó por ti, por cierto." Casi se me atora un pedazo de galleta, "¿por mí?", "sí, la dejaste impresionada creo, bueno a ella y a todos los que te conocieron, ella dice que no tienes modos de gente de aquí, lo que por primera vez parece complacerle." Esa señora no tiene idea de qué tan en lo correcto está, "¿y qué más te dijo?", "que no te dejas intimidar, ella está acostumbrada a que todas tiemblen ante su presencia y le hagan cumplidos en todo momento, tú parecías un poco harta de hablar con ella, poco interesada en su cuestionario", quizá fui grosera pensé "lo siento", "no tienes nada de qué disculparte, es por eso que no acudo a la mayoría de este tipo de eventos, no me siento cómodo, alguna vez me sentí en mi elemento pero ya no". Por un momento me recordó a las fundadoras y los secretos que esconden acerca de su llegada a Lilith. "¿Me quieres decir?", "¿decir qué?, "¿por qué cambiaste, por qué ya no eres otro clon neoyorkino?, "quizá después, no es material de primera cita, creo que ya he hablado mucho de mí, quisiera saber más de ti", me tensé, ¿cómo disfrazar mi realidad de mentiras para qué la esencia sea genuina pero mis secretos estén protegidos? "¿qué es lo que sabes?", "que estudias en NYU, te interesa la literatura y las ciencias políticas, que lo más cercano a un familiar que tienes es Elizabeth, la tía de Mia, que te gusta ir a museos y tomar café, es todo, no es mucho".
"Mi padre murió cuando yo era muy chica, crecí y fui educada por mi madre y mi abuela, las dos son mujeres muy inteligentes e independientes. El lugar en el que vivimos está alejado de la civilización, es una comuna, se podría decir, esta es la primera vez que salgo y experimento al mundo. Nueva York es interesante, trágico a veces, hay mucha escasez." "¿Escasez de qué" preguntó intrigado, "de todo, de valores, de apoyo, solidaridad, empatía, dinero, decencia, de todo", su mirada me distraía "tienes razón, es una introducción al mundo un poco violenta, ¿no crees?", "sí pero muy educativa", "tengo la impresión de que pocas cosas te dan miedo, Emma dice que golpeaste a un tipo en tu primer día de orientación", Emma, claro está, su informante, "así es y hubiera quedado aun peor si no me hubieran sujetado", me sonrió levemente, "así que no te arrepientes", "para nada, se merece eso y más", "muy bien, yo hubiera hecho probablemente lo mismo, a veces presto mis servicios legales al albergue de mujeres de Nueva York, hay muchos casos de mujeres muy jóvenes que sufrieron algo parecido a lo que tú interumpiste, es difícil llevar a juicio esos casos". "Ya veo, me gustaría ir a conocer a estas mujeres", "claro que sí, iremos pronto, si me permites acompañarte".
De pronto por reflejo volteé a ver mi reloj, era la una de mañana. "Es muy tarde", dije levantándome, "¿tienes un lugar a dónde ir?", "no, pero Eli ha de estar preocupada por mí, siempre le marco antes de dormirme". "Márcale y dile que vas a llegar aun más tarde si me lo permites", "¿a dónde vamos?", "a mi casa", "no sé si deba", "yo quisiera que fueras, estarás a salvo, te lo prometo, me portaré como un buen y decente anfritrión". Me acordé de Eli, "a los hombres no hay que creerles ni la mitad de lo que dicen", me repitió muchas veces en Lilith, pero no contaba con mi necesidad de querer creerles, ¿por qué seremos así? "Ok... déjame le hablo".
"¿Penélope estás bien?" respondió rápidamente Eli un poco agobiada. "Sí, todo bien", "Emma me dijo que saliste con Hunter, ¿estás con él todavía?", "sí", no supe qué más decir, "ok, bueno, avísame si necesitas algo y hablamos mañana, te quiero", "yo también, gracias Eli". Por un momento estuve a punto de reclamarle a Eli su falta de preocupación pero me acordé de Elena, ella nos explicó que las guardianas no están aquí para decirnos cómo vivir sino para apoyarnos y no son nuestras madres, es por eso que una madre jamás será monitora de su propia hija, es imposible dejar ser a la sangre de tu sangre. Hunter me veía con lo que interpreté como tristeza, "¿pasa algo?", "no, nada, ¿se quieren mucho?", "yo quiero mucho a todas mis hermanas", cuando terminé la última palabra comprendí que mi oración originaría muchos problemas y me di de latigazos, mentalmente claro está. "¿Tus hermanas?", "mi madre me enseñó a tratar a todas las mujeres como hermanas". "Tu madre no es de este mundo, pero es sabia, algún día quisiera conocerla". Me siento mal de pensar que eso nunca pasará. "Seguramente mi madre me quiere como la tuya a ti", le dije un poco cambiando de tema, "no estoy seguro de que mi madre hubiera tenido hijos de saber concientemente de lo que significaba, no es una mujer muy maternal, digámoslo así", "ya veo, pues no importa, igual no la necesitaste", "'¿a qué te refieres?", "a que igual creciste siendo una persona de bien", "no me conoces bien, pero sí, ¿eso parece verdad? pese a todo, salí diferente a mis padres. A veces Penélope uno puedo decidir desviarse del camino que está trazado para uno". Me dejó pensando, me senté a observar como recogía nuestro pequeño picnic inmerso en sus pensamientos. Yo fui planeada y querida desde el principio, mis principios y educación fueron también cuidadosamente impartidos para ser digna decendiente de la fundadora de nuestra isla, para que en algún momento tomara su lugar. Nunca había dudado que esa fuera mi vocación y mi misión en la vida, nunca hasta ese momento.
"¿Lista?", "sí", "no te preocupes, te regreso a tu casa antes de que amanezca" me dijo. Algo había pasado en el transcurso de estas cosas. Mi corazón estaba tranquilo, habíamos logrado establecer un lazo de familiaridad, como si hubiéramos sido amigos de toda la vida, como si hubiéramos crecido juntos. Me gustaba el hecho de saber que seguramente estas confesiones no eran parte de una rutina para meterme en su cama, o por lo menos eso escogía pensar. Me gustaba pensar que yo le daba paz a su alma y que él desacomodaba todas mis creencias.

Tercera parada
Su departamento no era lo que yo esperaba. Era un flat, no había divisiones entre cocina, sala y recámara, sólo una puerta que daba al baño. Estaba en el "meatpacking district", en el quinto piso un edificio industrial al que sólo teníamos acceso por medio de un elevador de acero que servía para mover la mercancía de los primeros pisos. Hunter tenía muchas fotos y pósters cubriendo las paredes y a veces las ventanas de su departamento. Fotos de paisajes que parecían lejanos, fotos con niños, seguramente de su trabajo de voluntario, fotos con muchas personas abrazadas y abrazándolo. Fue ahí donde entendí que Hunter se sentía en casa lejos muy lejos de aquí. Al fondo se veía una cama deshecha, con sábanas blancas, una mesa redonda con dos sillas y una laptop. Nada ostentoso. Sacó un par de copas y una botella de vino "¿quieres?", "sólo un poco, gracias", "no es mi intención emborracharte", "no sé exactamente cuál sea tu intención pero no me gustan los efectos que produce el alcohol, se me hace anti-natural". No lo quise ver, seguramente estaba viéndome con cara de "bicho rato". Encontré un sillón y me senté, empecé a hojear un libro que estaba en la mesa. "Aquí tienes", "gracias...", "¿qué piensas?", "que no es lo que me imaginé", "tengo miedo de preguntar qué te imaginaste, ¿qué te ha parecido nuestra cita?", "una agradable sorpresa", "me da gusto, tú has sido una sorpresa para mí, cuando supe tu edad pensé que esto quizá no llegaría a ningún lado, pero algo hizo bien tu mamá que no te comportas como alguien de tu edad, al menos no alguien de aquí", "¿eso es bueno? ¿Me estás juzgando para ver si soy lo suficientemente madura para andar contigo? Porque déjame decirte que si es así, tu definitivamente no pasaste mi prueba", "no te molestes, quise decir que me siento agusto contigo, eres ingenua, es verdad, pero eres genuina e interesante y muy diferente a lo que me pude haber imaginado que eres, porque, déjame decirte que tengo meses imaginándome cómo eres". Ese último comentario me desarmó por completo, de pronto no supe que decir y sentí unas ganas enormes de abrazarlo.
"¿Qué pasa?", "nada pasa, no sé qué decirte", "¿has pensado en mí?", "sí, he pensado en tí, todos los días, desde que te conocí, y a veces te he maldecido, y otras me has hecho sentirme enferma, y todo está en mi cabeza, yo sé, y ahora segura que has de pensar que estoy idiota y todos los puntos que me gané pretendiendo ser cool y madura los voy a perder en este momento" Hunter se echó a reír, "qué bueno que no hayas perdido tu sentido del humor, me da gusto darte tanta risa". Justo estaba apunto de pararme cuando me jaló del brazo y me sentó otra vez, tomó mi cabeza con sus dos manos enmarcándome la barbilla, me vio, su sonrisa se borró de sus labios y me dio un beso en la boca. El contacto de mi boca con la suya me hizo olvidarme de todo, lo abracé con fuerza y dejé que me besara lo que me pareció una eternidad. Obviamente yo no sabía lo que estaba haciendo y tenía la impresión de que él sí. Cuando me pareció que me quedaría sin aire me hice hacia atrás sólo para darme cuenta que estaba recostada en el sillón y que tenía a Hunter encima de mí, ¿cómo y cuándo pasó eso? Me senté y traté de recuperar el aliento. Hunter se levantó y se sacudió la cabeza, se veía alterado, "¿segura que tienes 18 años? porque ninguna mujer me ha puesto así en mi vida, no has perdido ningún punto Penélope pero yo me siento en la secundaria", "¿hice algo mal?", "nada, nada mal", "bueno ven, siéntate", "¿qué quieres?", "quiero tenerte aquí, cerca de mí, abrázame" estiré mi brazo y él se acercó inseguro, "¿qué pasa?", "en este momento siento que no es lo más conveniente tenerte en mi departamento",  "yo decidiré eso" y me acurruqué en él, mientras acariciaba lentamente su brazo, sentía su respiración en mi nuca, su corazón me arrulló y me quedé dormida.
Me desperté con el sonido de mi celular, eran las 5 de la mañana, hora a la que normalmente me levanto para ir a correr. "¡Nos quedamos dormidos!"dije alterada, pensando en que seguramente Eli estaría dando mi descripción a la policía. Hunter se levantó "tranquila, ahorita mismo nos vamos". Agarré mis cosas y salimos rápidamente de su departamento, en media hora estamos en la puerta de mi dormitorio. Hunter me dio un beso en la mejilla y me dijo "hasta pronto Penélope, me la pasé muy bien en nuestra cita" mientras entrelazaba sus dedos con los míos, yo lo jalé hacia mí y le di un beso en la boca, luego despegué mis labios y le susurré al oido "yo también". Me metí al cuarto antes de que mi gran bocota pudiera arruinar el momento, me recargué en la puerta trazando con mis dedos mis labios cuando sentí que alguien tocó la puerta, era Hunter, "¿cuándo te puedo ver otra vez?", "mañana", "mañana nos vemos entonces, yo te hablo", "ok".
No sé qué hacer conmigo, tengo miedo, no sé si lo pueda dejar, esto es imposible, esto no puede acabar bien, tengo que hablar con Eli.
Buenas noches/días Lilith.