Thursday, September 9, 2010

Un exilio voluntario



Estoy aquí porque quiero. Porque quiero aunque a veces no quiera y me pregunte qué puta madre hago aquí. Estoy aquí porque las opciones allá son limitadas, allá donde me duele decir donde. Estoy aquí y no allá porque allá huele a sangre, a guerras perdidas y a resignación. He decidido cambiar unos demonios por otros esperando que eso me dé un poco de paz.

Estoy aquí pero a veces mi nostalgia fisicamente deja estragos en mí y me duermo llorando y me despierto suspirando. Extraño los olores, los calores, las costumbres, la tolerancia, el desorden, la gracia de saber burlarte de ti mismo, que nos sale tan bien a los mexicanos.


Es un exilio voluntario porque nadie me corrió de mi país, yo solita decidí salir a explorar y me quedé acá y cuando pienso en regresar siempre hay alguien que advierte que no hay nada a qué regresar, que me va me van a asaltar, o hacer algo peor y que no tendré tranquilidad.


Es curioso vivir en una contradicción porque no me siento de aquí pero por más que intento se me muere la esperanza del allá. Igual me duele y me siento exiliada y más que nunca entiendo esos poemas de Mario Benedetti en los que le llora a su patria y se siente tan solo.


Estoy contenta, feliz inclusive y mi casa es mi hogar pero este país no lo es, mi patria es mi alma y cuando me siento completa es cuando estoy allá, allá donde no sé si vuelva para quedarme, allá lejos, allá en mi infancia, en mis canciones, en mis groserías, allá donde no vivo.