Tuesday, July 9, 2013

La Isla de Lilith: Peligro (Décima Primera Parte)


Querida madre:

Te extraño y aunque sé que no leerás esta carta hasta que regrese me consuela saber que no estoy sola y que si estuvieras conmigo seguramente me darías buenos consejos y me abrazarías con fuerza.
No puedo creer que tú también tuviste la oportunidad de vivir en este mundo y no decidiste quedarte en él. Probablemente no conociste a alguien parecido a Hunter, seguramente es raro encontrarte a alguien que es el eco de tus pensamientos, pero a mí me pasó y he caido en suma depresión.
A lo largo de este mes que llevo saliendo con él me he dado cuenta que es una criatura muy especial, igual o más sensible que cualquiera de mis hermanas. Lucha por los débiles y le tiene respeto a todas las mujeres, su único defecto es haber nacido Perry. Lo siento siempre en una lucha constante por dejar atrás el aprendizaje inculcado por sus padres y por acoger el mundo real. Y por mundo real me refiero aquello que no está protegido por una capa de lujo y opulencia, como los lugares que ahora frecuento con Hunter.
Hay albergues que se dedican a dar atención física, emocional y mental a mujeres víctimas de maltrato y explotación sexual. A uno de estos albergues fuimos a dar en nuestra segunda cita. Hunter se graduó de leyes y aunque ya no ejerce aun presta sus servicios a estas mujeres. Cuando llegamos todas las voluntarias lo recibieron con un abrazo y estuve apunto de sentir celos, pero me fue imposible al ver tantas muestras de amor y gratitud. Muchas de estas mujeres, como Martina, son inmigrantes que llegaron a Estados Unidos en busca del sueño americano. Confiar en la persona incorrecta las llevó a ser víctimas del tráfico de personas y obligadas a prostituirse en los barrios más peligrosos de esta ciudad bajo las condiciones más insalubres y deplorables.
Toda la idea de la prostitución se me hace un negocio de lo más vil y horrendo, aun no puedo creer que haya hombres y mujeres involucradas, me rompe el corazón pensar que haya personas sin gota de compasión en sus almas. Me parece aun más increible la alta demanda que existe por jovencitas que no llegan ni a sus 15 años de edad, si las atrapan, me explica Martina, es por que alguien las quiere.
Martina es joven, tiene apenas 22 años sin embargo por 5 años fue sometida todo tipo de maltratos. Su mirada refleja dolor y aunque su espíritu es positivo no puedo evitar sentir ganas de llorar cada vez que la veo. Pese a todo ella dice "tuve suerte, Hunter me encontró", suerte no es exactamente lo que pensé cuando revisé el expediente de Martina en las oficinas del albergue. Hunter me explicó vagamente que cuando trabajaba en uno de los despachos más prestigiados de Nueva York le fue asignado el caso del hijo de un millonario que se había involucrado con una prostituta. El caso parecía sencillo pero al investigar Hunter destapó una de las redes de tráfico de personas más poderosas que existen en Estados Unidos, a Martina la encontró en una casa de seguridad que estaba a nombre de uno de esos animales, encerrada con candado en un cuarto con otras 20 mujeres más.
Cada día que pasa voy entendiendo el porqué Hunter ha decidido renunciar a su riqueza y poder. Presiento también mamá que hay algo que no me está diciendo en referencia a este caso en particular. Por el momento toda su energía se enfoca en tratar de garantizar una estancia segura y legítima para Martina en este país, para que el gobierno le otorgue asilo. 
Muchas de estas mujeres tienen hijos que corren por los pasillos del albergue y juegan en el pequeño jardín que crece salvaje haciéndose camino entre los muros de concreto y la tierra descuidada. Su inocencia me conmueve y sus ganas de vivir me recuerdan lo que es crecer en Lilith, sin concepto del peligro, sin miedo. Este mundo más que nada da miedo mamá. Hunter se ha vuelto mi refugio, mi esperanza y mi aliado.
Desde mi primera cita con él no ha habido día en el que no lo vea o tan siquiera escuche su voz. Siento ansiedad sólo de pensar que muy pronto llegará el día en el que tendré que renunciar a él. Mi corazón se debate todos los días y nunca llego a la siempre conclusión, Lilith es mi hogar pero Hunter se ha vuelto parte de la sensación de hogar para mí.
Hay algo que me molesta; pese a que parece respetarme intelectualmente Hunter se niega a estar a solas conmigo, no hemos vuelto a su departamento y cuando me besa siento que se restringe de algún modo. Creo que esto se debe principalmente a mi edad. En Lilith nunca me había dado cuenta de lo que significaba ser joven para bien o para mal, creo que hemos logrado establecer roles positivos que no tienen que ver con la edad necesariamente y por eso estoy perdiendo la paciencia con este hombre. Eli me dice que no me desespere, me pregunta que es lo que estoy esperando o buscando de él. No sé exactamente, para mi sorpresa quisiera que nunca me dejara respirar y que nunca me soltara, quisiera ser todo para él y sentirme querida y deseada en todos los sentidos, pero a él parezco gustarle como objeto de decoración o como compañera de discursos políticos, no como mujer, lo que nunca pensé que me molestaría.
A ver cómo me encuentras mamá cuando te vuelva a ver, espero ser la misma en esencia pero este mundo a hecho estragos en mi alma y no sé qué pueda pasarme en el tiempo que me queda. Me da miedo y al mismo tiempo lo estoy esperando con ansias, todo, hasta la devastación absoluta.
Cuídame mamá.

Tu hija,

Pentesílea