Thursday, May 30, 2013

La Isla de Lilith: El nuevo mundo (Tercera Parte)




30 de agosto de 2012

Hoy dormiré en una cama nueva por primera vez en 18 años. Estoy luchando para encontrar palabras que describan con exactitud lo nerviosa que me siento. Todo es muy diferente, el viento ya no huele a mar, el pasto tiene un diferente tono de verde y la gente es tan distinta. Cierro los ojos y me imagino en Lilith, con los pies descalzos sintiendo la arena entre mis dedos, impregnándome de mar. Decirle adios a mi mamá fue lo más difícil. Me dijo que no me preocupara, que disfrutara y absorbiera todo como esponja, despues me abrazó y su abrazo me preocupó. Fue un abrazo efusivo y cálido, pero era más un adios que un hasta luego.

Elizabeth y yo abordamos un barco y todas las fundadoras fueron a despedirme. Diana me dio una carta y me dijo que la abriera cuando sintiera mi corazón a punto de romperse. “Quien sabe”, me dijo, “igual y nunca tienes necesidad de abrirla”. En la isla observé a lo lejos a los primeros hombres. “¿Por qué se me quedan viendo Eli?” pregunté. “Porque eres muy bonita Penélope”me dijo sonriendo. No fue hasta ese momento que me sentí tan consciente de mi apariencia física. Me mantuve callada, era también la primera vez que se refería a mí con mi nombre mixto. A lo lejos los hombres me parecieron poca cosa, notable fuerza física y vello en lugares en donde a mí no me crece, pese a eso nada extraordinario. “No son criaturas míticas como el minotauro, son bastante parecidos a nosotras” me explicó Eli sin que yo preguntara. De ahí abordamos un avión, y volar, tengo que decir, no es lo que me imaginé. En ese avión llegamos a Buenos Aires y de ahí otro vuelo más nos llevo a Panamá. Me sentí incómoda con todas las miradas puestas sobre mí,  como si todos supieran mi procedencia. “No te preocupes, no saben”, dijo Eli “¿Cómo sabes que no saben?” le contesté nerviosa; “los hombres no hacen muchas preguntas y las preguntas que hacen no siempre son las correctas” terminó.  Eso me tranquilizó. “Se te quedan viendo porque tú también los ves, ellos piensan que te gustan” me dijo entre risas. “Sólo por verlos” pregunté incrédula,  “así es, tienes que tener cuidado de a quien le das tu atención y tu tiempo, ellos siempre van a asumir que se lo merecen” me instruyó. Eso me causó conflicto, en Lilith una tiene que trabajar para ganarse el respeto y aprecio de las demás, aunque hay un lazo de amor entre todas nosotras, ese amor crece con nuestras acciones y nuestro esfuerzo. Me pregunto por qué se creen merecedores de todo.

De Panamá tomamos un vuelo a Nueva York. Tuvimos que pasar varias revisiones y nos hicieron quitarnos nuestros zapatos y otros objetos. “Tienen miedo” me dijo Eli. “¿Miedo de qué?” pregunté,  “miedo de que haya alguien que decida atentar contra su vida, ya lo han intendado varias veces” y recordé mi clase de historia de Estados Unidos. Entonces sentí miedo por primera vez y me di cuenta de lo poderoso que es el sentimiento, es como una plaga que se apodera de tu mente y te impide pensar. “No te preocupes, nada nos pasará” me dijo tratando de tranquilizarme,  “¿cómo sabes?” “sólo lo sé, es un instinto, tendrás que aprender a confiar en el tuyo también”. Suena poco lógico pero por alguna razon confié ciegamente en cada palabra que salía de la boca de Eli y eso me permitió dormir durante la mayor parte del vuelo.

Cuando llegamos a Nueva York era de noche. Hacía frío, pese a mi chamarra no dejé de temblar en todo el camino hasta el dormitorio. Mientras titiritaba de frío, Eli me dio varias instrucciones, cómo deseé que se callara, me costaba mucho trabajo concentrarme con el frío. Con razón la gente vivi infeliz, tener frío es horrible, pensé una y otra vez en lo que intentaba escuchar a Eli.

“Este es tu itinerario del día de mañana, tienes orientación con los demás estudiantes de nuevo ingreso. Casi todo tu día está planeado. Este es tu celular, mi número esta ahí, si necesitas algo marcame por favor, a cualquier hora. Esta es un tarjeta de débito, cuando necesites dinero puedes ir a un ATM y sacar lo que necesites, también puedes pagar con ella, el pin esta escrito en un papelito, apréndetelo de memoria y destruye el papelito. Por si acaso, estos son 500 dólares, en lo que aprendes a usar el ATM.”

En Lilith no tenemos dinero, todo es intercambio y los servicios basicos son distribuidos sin costo alguno. La necesidad y utilidad del dinero es algo nuevo para mí, al parecer nada se puede hacer sin dinero.

“Tus clases empiezan el lunes, usa estos dias libres para hacer amigos y explorar la ciudad. Este es un mapa del sistema de transporte, si te pierdes háblame y yo pasare por ti. La ciudad no es muy segura así que evita andar sola por las noches. En el mapa señalé las zonas de la ciudad son menos seguras, hazme caso, ¿entendiste?”. Me dijo Eli después de la larga lista de instrucciones. Asentí y me sonrió, “aprenderás rápido no te preocupes”. Dejamos a Eli en un edificio alto de departamentos. “Mi direccion esta en la lista de contactos de tu celular, apréndetela por cualquier cosa, también está en el cajón de tu buró en el dormitorio, por si se te pierde o se te olvida. Buena suerte cariño.” Me dio un beso y le dio instrucciones al taxista para llevarme a mi dormitorio. El taxista, su nombre era Ben, me preguntó que si era la primera vez que me separaba de mi familia, le dije que sí, que era hija única y que mis padres siempre me habían sobreprotegido toda mi vida (lo que es cierto de alguna manera) y así empecé a tejer esta red de mentiras que tendré que mantener por un año.

El dormitorio es un edificio alto también, muchas escaleras que subir. La madera cruje al pisarla, sonido que me parece reconfortante, me recuerda a la isla. Ben me ayudó con mis maletas hasta la puerta de mi cuarto. Le di  50 dólares de propina, porque gracias a él supe que los hombres pueden ser atentos, “el error esta en asumir que todos son iguales” recordé que me dijo Diana. Ben se fue contento y yo desempaqué toda mi maleta. Mi cuarto es pequeño comparado con el que tengo en Lilith. Hay 2 escritorios, dos camas individuales y una ventana que da a la calle donde me dejó Ben. La segunda cama me deja pensando que es posible que tenga que compartir la habitación con una compañera de cuarto, pero por hoy estoy sola. Estuve apunto de abrir la carta de Diana, me siento casi enferma de tanto que extraño estar en la isla con las mujeres que quiero, pero me detuve y pense que seguramente este mundo me tiene destinado momentos más difíciles que este. Lloré un poco y ya me siento mejor. Hasta mañana Lilith.

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