3 de septiembre de 2012
Estoy harta, ya me quiero regresar. Si en algún
momento cuestioné las razones de las fundadoras de dejar atrás este mundo ahora
las entiendo perfectamente. Sólo quisiera que fueran semanas y no meses los que
me faltaran para completar este castigo. Me pregunto si todas las demás hijas
de Lilith se sintieron así. Quizá yo soy la extraña.
El sábado desperté con mejor actitud, después de
todo no estoy sola, está Eli si la necesito y pronto tender una compañera de
cuarto con quien compartir mi día. A las 8
am estaba bañada y peinada. Bajé al lobby de mi edificio a esperar a la guía,
quien nos enseñaría el campus. Lo primero que note fue que las jóvenes tenían
una especie de pintura en sus caras. Margarita me explicó que las mujeres en el
mundo mixto usan maquillaje. El objeto del maquillaje es ocultar defectos y
realzar la belleza, en concepto tiene sentido pero en persona todo luce muy
extraño. Mi madre me dijo que nací perfecta, que las diferencias entre nosotras
nos hacían interesantes, jamás escuche a una habitante de Lilith referirse a
otra mujer como fea o rara. Despues de todo quien es la maxima autoridad para determinar
la belleza de las personas, se me hace absurdo. Juana, dice que la otra
intencion del maquillaje y la ropa es hacerte más atractiva al sexo opuesto,
que todo en el mundo mixto es una competencia. A mí todo me parece parte de una
gran mentira.
Finalmente después de un tiempo de seguir a la guía
por la Universidad una joven se me acercó, la luz de mi día; su nombre es Maya.
Maya es reservada, de tez morena, con una cara afilada. Ella nació y creció en Austin,
Texas, proviene de una familia de bajos recursos pero con mucho esfuerzo obtuvo
muy buenas calificaciones y fue aceptada en NYU con una beca que cubre la mayor
parte de su colegiatura y gastos personales. Sin embargo para cubrir lo demás
Maya tendrá que trabajar medio tiempo en una cafeteria cerca de la Universidad.
Desde el principio nos caímos bien, es tímida pero su plática es interesante y
lo más importante, a ella no le importa cómo me visto ni cómo me veo, como a
otras compañeras que noté me veían con malicia. Es envidia, me explicó Maya, “¿nunca
has sentido envidia?”, “como de qué?, “como de algo que otros tienen que tú
quisieras tener”, entonces me acordé que en Lilith todas tenemos todo y
nuestras diferencias son celebradas, “no, me da gusto que cada quien tenga lo
que tiene”. “Eres rara”, me dijo Maya, y eso que no sabe exactamente qué tan
rara soy. En la tarde nos tomamos un café y hablamos de libros, ella va a
estudiar economía, porque eso quiere su papá, pero su pasión son los libros. La entiendo, de alguna manera todos queremos
que nuestros padres se sientan orgullosos de nosotras, aunque eso implique un
odioso punto 3, el sacrificar su vocación es su punto 3. La quería abrazar
cuando me contó todo esto, pero la noté frágil y tampoco quiero que piense que
le tengo lástima, porque no es lástima; es solidaridad y compasión.
La invité a mi habitación y encontré a una mujer
extraña tirada en la cama restante. “Hola soy Emma”, me dijo sonriendo. Emma es
blanca de cabello rubio, tiene pecas y es esbelta. Nos invitó a una fiesta en
la fraternidad Delta Pi. “Tienen que ir perfectas, sino no te dejan entrar”,
nos advirtió. “Si quieres te presto un vestido y te pinto” me ofreció. Como
estoy hacienda amigas, se me hizo de mal gusto negar su ofrecimiento, después
de todo tengo que mezclarme con los mixtos, le dije que sí pero sólo si podía hacer
lo mismo por Maya. “No sé si tenga algo que le quede”, me dijo con un tono
condescendiente. Noté a Maya incómoda y no estoy acostumbrada a ese tipo de
frustración, “está bien, si no tienes nada podemos ir de compras, nos vemos en
la fiesta”. Eso la molestó y su molestia me causó placer. No me reconocí, esa
fue la primera vez que me daba gusto hacer a alguien sentirse mal. Creo que tendré
que acostumbrarme, por lo poco que he observado, las mujeres aquí son crueles.
Arrastré a Maya a las tiendas de la 5a avenida y nos
hicimos de un nuevo look de pies a cabeza. “Tus padres han de ser ricos” me
dijo. “Mi papá murió cuando yo era una niña y a mi mamá no le va mal, tienes
razón, “lo siento, perder a tu papá debió haber sido muy difícil”. Mientras
decía esto con notable compasión no pude dejar de pensar en que quizá sí me
perdí de algo valioso al no tener padre. Hasta ese momento siempre pensé que no
me hacía falta pero al ver como Maya
quiere a su padre una semillita de duda de sembró dentro de mí y no me gustó.
En la noche nos dirigimos a la fiesta en Delta Pi.
Dos hombres jóvenes cuidaban el lobby del edificio. Intentamos pasar pero uno
de ellos me tomó del brazo y no me soltaba. Su aliento olía a alcohol, y no del
bueno. “¿A dónde creen que van?” “A la fiesta”respondí, “¿Ah sí?”, qué pasa con
estos hombres y sus preguntas obvias y reduntantes. Creo que en su cabecita
intentaban coquetearnos pero no me gustaban como nos veían. “Bueno, ¿nos van a
dejar pasar o nos regresamos a nuestra casa?” “Claro que sí, no hay porque
disgustarse, estás hermosa y tu amiga viene contigo así que pásale.” No me
gusta esta jerarquía basada en una apariencia física. Antes de terminar de pasarlos,
el mismo tipo me sujetó el ombro y me dijo “pero yo que tú, cuidaba bien mis
palabras, no queremos que te pase nada muñequita de porcelana”. Sentí miedo.
Entramos pero no podía pensar, estaba enojada y humillada. Maya trató de
calmarme.
“Mira son unos imbéciles, están muy tomados, no les
hagas caso, mejor voy por algo de tomar para las dos, ve al baño y
tranquilízate”. Sonaba como si este fuera el pan de todos sus días, eso me
molestó aun más así que seguí su consejo y me lavé la cara varias veces para
bajarme el coraje. Finalmente todo rastro de maquillaje se fue por el drenaje y
me sentí de Lilith otra vez, y nosotras somos fuertes. Cuando salí del baño encontré a Maya en la
cocina platicando acaloradamente con otra mujer, parecía que se conocían así
que decidí explorar. Me senté en las escaleras y me dediqué a observar la
dinámica tan diferente y peculiar. Algunas mujeres bailaban, otras tomaban
shots de alcohol en una especie de competencia, otras estaban en el sillón a
punto de quedar inconscientes, mientras tanto algunos hombres tomaban y
platicaban, otros tantos bailaban pegando exageradamente sus cuerpos a estas
mujeres borrachas, otros tantos se besaban con las mujeres casi inconscientes.
Observaba todo esto con una mezcla de asco y horror cuando oi la voz de alguien
conocido.
“Hola Penélope”, me dijo Emma, “perdón, siento que
empezamos con el pie izquierdo, no soy así siempre, estoy nerviosa y a veces se
me sale lo snob, soy hija única, ves.”
“Hola Emma, no te preocupes, yo también estoy
nerviosa, nunca he estado sin mis padres y no sé exactamente que hacer”, le
dije francamente.
“¿Eres una especie de ave exótica, verdad? No te
preocupes, todo olvidado, ¿dónde quedó tu amiga?”
“Está platicando, creo que se encontró a alguien
conocido”.
“Pues hay que hacerse de conocidos también, ven
vamos deja te presento a mis amigos”. Me abrazó y me condujo por el pasillo a
uno de los cuartos, ahí conocí a Terrance y a Scott, todos ellos habían ido
juntos a la escuela y ahora todos estudiaban en NYU. “Por fin, hombres normales”
le susurré al oido a Emma y soltó la carcajada. “No son normales, son gay”, me
explicó. “¿Qué quiere decir eso?” “Por Dios que sí eres un bicho extraño,
quiere decir que nos acostamos con hombres” dijo Scott. Tengo que aprender a
finjir que todo esto no me sorprende, tengo que investigar qué tantas cosas
diferentes se puede ser en esta ciudad. “Ok, perdón, crecí en un lugar pequeño,
no había gays”, traté de explicar. Pese a nuestras diferencias me sentí en
confianza. Justo empezaba a soltar el cuerpo y reirme con Emma y sus amigos
cuando escuché a Maya gritar mi nombre. Salí de inmediato y seguí su voz pero
cada vez me era más difícil escucharla con la música y el burullo de la fiesta.
Por fin localicé la puerta de donde provenían sus gritos. Estaba cerrada con
llave. Grité en vano, nadie me contestaba hasta que Terrance y Scott me
ayudaron abrirla a la fuerza. En el interior del cuarto yacía Maya tirada en la
cama semidesnuda, alguien le habia quitado su blusa y sus pantalones y el tipo
del lobby, es que me había amenazado estaba montado encima de ella. Por unos
minutos no supe de mí, volví a tener conciencia cuando estabamos en la calle,
Emma abrazaba a Maya, quien estaba cubierta por el abrigo de Terrance, Scott
tenía un ojo morado y a mí me dolían las manos. Maya, Emma, Terrance, Scott y
yo dormirmos juntos esa noche, los hombres en el suelo, las mujeres juntamos
las camas y dormimos abrazando a Maya.
Cuando apagamos las luces Emma dijo,”Toto, ya no estamos
en Kansas”, “no entiendo” le dije confundida. “Búscalo en google” me dijo con
sequedad.
Al día siguiente me reuní con Eli. Su cara de horror
me hizo revivir la fatídica noche. “Rescataste a Maya de una violación”. “¿Quieres
decirme que si no hubiera llegado a tiempo este hombre la hubiera agredido de
semejante manera?” “Sí, algunos no entienden el significado de la palabra no. Dice
Emma que te le echaste encima al tipo asqueroso ese. Que no lo dejaste de
aruñar y golpear hasta que otras 3 personas te sacaron del cuarto.”me dijo
sorprendida y un tanto orgullosa. “No me acuerdo de nada, ¿hablaste con Emma?”.
“Sí, me tenías preocupada, Maya dice que le han de haber echado algo en su
bebida, tuvo mucha suerte esta vez, yo no tuve tanta.” “A ti te pasí algo así”,
“Sí, antes de ir a Lilith, fue mi padrastro, yo tenía 15 años”, no supe qué
decirle, entendí entonces sus motivos por dejar este mundo atrás y la abracé. “Le
vas a decir a Diana?” “Sí, nada de secretos, ¿recuerdas?”, “¿me puedo regresar?”
“no, todavía tienes mucho que aprender”.
Y aquí estoy, otra mujer diferente que la que llegó hace
apenas 3 días, no quiero nada con los hombres. No confío en estas criaturas que
se dejan gobernar por su cuerpo como animales. Buenas noches Lilith.