Thursday, November 6, 2008
My Mother´s Daughter
I tried to stay away from becoming her,
But I walk like her,
I love like her,
I give myself away like she always have.
I am glad I am my mother´s daughter,
I understand where her strength comes from now,
I respect and admire the brilliant thoughts and
the simple joys of life
that she has taught me to appreciate.
We are so alike mom,
I miss you but I carry you in my heart.
Monday, September 29, 2008
Girl in Blue
like the tears in your eyes,
like the ocean of thoughts
going through your head.
Girl in blue,
like the sorrow and the loneliness,
like the peace and quiet of
your inner screams,
like the prayers
that haven’t been answered.
Blue like the sky,
the sea,
the infinity of the universe,
the never ending love.
Looking back
Friday, May 2, 2008
My Bedtime Stories
Tuesday, April 1, 2008
Small girl big problem
Cuando me contaron no lo podía creer. Esa niña, siempre atenta, siempre sonriente, esa niña y ese problema. Uno se crea impresiones de las personas, de lo que deben de ser, de sus debilidades y sus dolores, pero no siempre acierta. A veces uno…yo simplemente no puedo ver más allá de sus atenciones, sus buenos días, su apariencia apacible y sus mentiras. Me quise culpar porque en general me considero una persona observadora pero mi perspicacia no puede contra años de saber actuar y de ocultarse. Esta niña es una muy buena actriz. Y me siento tan pequeña, me siento diminuta y las palabras que casi siempre me sobran hoy simplemente no me salen. No hay abrazo, no hay regaño, no hay ningún argumento brillante que me convenza de que puedo curarla, salvarla, cambiarle
Thursday, March 27, 2008
Quisiera
May it be
UN BRINDIS
Brindo por los
cuchillos abstractos,
por las palabras no dichas,
por las ganas de huir.
Brindo por llorar sin razón,
por llorar con razones de sobra,
por querer más de lo debido.
Brindo por sentirse mal
en un día nublado,
por extrañar algo hasta que duele,
por buscar sin encontrar.
Brindo por los hubieras,
por lo que no fue,
por lo que nunca será.
Brindo por el cariño desperdiciado,
por las miradas no correspondidas.
Brindo por aquello que me hace daño,
por mis herramientas para hacer daño,
por ser otra y por no cambiar.
21 de marzo
Tu espíritu muta, te vuelves más callada, más tranquila, menos roja y más azul cielo. Aquí donde no llega la primavera los pensamientos se ciclan, se vuelven inútiles, las ideas se esfuman con el viento, los sueños se hacen más densos, las vidas se detienen. Y luego el silencio, el sol y el calor en mis venas, un súbito grito; ¡aquí estoy, aquí sigo! La primavera está en mí.
Monday, March 24, 2008
¿Qué tan Sylvia?
Evitando a Freud
Desde muy joven supe que no quería un hombre que me hiciera sentir mal o poco, que acudiera al chantaje o a la decepción para hacerme portarme de cierto modo. Desde muy joven aprendí que no quería que nadie me hiciera lo que yo creo mi papá logró hacerle a mi mamá. Mi mamá, ese espíritu fuerte y cálido, independiente y radiante, cuya luz temblaba con las medias palabras y sentimientos del hombre que fue su marido. No quería que nadie me apagara, que nadie me engañara, que nadie me dijera te quiero y al mismo tiempo poco a poco se alejara de mí.
Gran parte de mis divagaciones adolescentes se centraron en buscar razones por las que mi mamá se envenenó de esta persona que la hizo sentir tanto dolor. No es que mi papá sea tóxico pero simplemente era alguien que no la dejaba ser como era, que no la apreciaba tal cual era, era alguien que la limitaba y que succionaba demasiada energía.
Creo que por mis primeros años de vida mi papá fue tan bueno conmigo que parte de mí sigue intrigada de este cambio de alma que lo hizo olvidarse poco a poco de nosotros. Con los años ese hombre que conocí se esfumó y tuve entonces que encontrarme otros papás sustitutos que me hicieran tener fé en los hombres. Los encontré en la forma de tíos, de personajes de películas pero sobre todo y de manera automática en la forma de mi abuelo.
Mi abuelo, ese roble de hombre, estoica figura de rectitud y estabilidad. Mi abuelo que me compraba M & M´s en Estados Unidos, cuando no se podían importar a México, mi abuelo que me daba un abrazo de oso protector, el patriarca, el que siempre tiene respuestas. Desde entonces, siempre he tratado de hacerlo sentir orgulloso de mí y creo estar en lo correcto al decir que en estos últimos años no lo he logrado del todo.
Somos personas tan diferentes, mi abuelo y yo, como la vida y la muerte. A él le gusta cazar animales, a mí me molesta la caza y pesca deportiva teniendo supermercados, se me hace una crueldad. Él puede llegar a enojarse con alguien y no volverle a hablar o mantener su coraje por días, yo prefiero olvidar a veces y perdonar casi siempre. Mi abuelo es disciplina y yo soy tan dispersa, me cuesta trabajo mantener la cabeza en una sola cosa. Mi abuelo no entiende el arte moderno, lo confunde, a mi me encanta estar confundida. Mi abuelo y yo somos tan distintos.
Mi abuelo y yo estamos hechos de la misma materia. Somos directos, tercos y perseverantes en aquello que nos interesa. Tenemos un espíritu caritativo y sensible pero él lo demuestra con fuerza y yo con lágrimas. A ambos nos crispa la injusticia y no tememos ser agresivos por aquellas cosas por las que vale la pena luchar. Somos personas honestas, justas, fieles…únicas.
Finalmente encontré a un hombre con el que estoy dispuesta a quedarme, un hombre que siempre me sorprende, al que admiro, alguien con el que me siento protegida y querida. Hace días me vino a la mente la idea de cómo tratando de esquivar un modelo paterno acabé buscando otro y veo en este hombre los defectos y virtudes de este hombre tan magnífico que es mi abuelo y me aterra y consuela al mismo tiempo.
Anette
Anette tenía dos hermanas; Mariela y Violeta. Ambas con intereses bastante secos y carentes de profundidad. Ninguna de ellas era tan bonita o atractiva como Anette sin embargo disfrazaban su mediocre apariencia con vestidos caros y más adelante con maquillaje y joyas por lo que finalmente pasaban como mujeres aparentemente guapas. Su madre era hermosa como una diosa griega sin embargo carente de un pensamiento propio, siempre atenta a los deseos de su esposo o a los caprichos de sus hijas por lo que Anette minimizó su presencia caracterizándola como una marioneta con los hilos bien atados a su titiritero. Su padre era inteligente, por lo menos eso le quedó claro en un principio, era también atractivo y seductor, a veces rayando en los límites de lo moralmente aceptado. Ella se sentía extraña a esa familia, ajena a sus pleitos, sus alegrías y sus desventuras. Siempre pensó que alguna pareja sin dinero debió haberla dejado en la puerta de esa familia tan adinerada y que en realidad era hija de un músico y de una actriz que carentes de fortuna decidieron abandonarla.