El destino tira de mi 
hilo fino 
y 
cuidadosamente tejido.
Le da vueltas a mi
deshilachada vida,
se ríe de mi
enmarañada alma,
le hace trenzas a mis
pensamientos
haciéndolos aún más
confusos.
Logro por momentos
amarrar 
un moño en mi esperanza 
pero de tantos jirones
se deshace,
se deshilvanan los
colores, 
se destiñe el júbilo.
Sólo quedan retazos
de lo que fui, 
retazos de terciopelo
negro, 
sedas multicolores 
y gasas translúcidas.
Tejeré un traje de acero,
incapaz de romperse, 
para que nada me
atraviese…
por el momento soy un
harapo.


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