Thursday, October 20, 2011

Nostalgia maldita


Seguir en esta ciudad con el fantasma que vino y se fue pero que se aferró dentro de mí es una tortura contanste donde extrañar es el pan de cada día. Cada calle está poblada de recuedos y de suspiros de tiempos mejores. El viento cada vez más frío me susurra sus voces. Y si en algún momento estuvieron tan cerca ahora son sólo cortadas que arden en mi corazón y sobre todo en la soledad. Quiero otra ciudad, una nueva donde no haya ecos y cenizas o una vieja donde haya vida y libertad. Pido que no me duela, que cada día me duela menos recordar y añorar y desear otra vida, otro lugar, otra yo. Pido, rezo, imploro a quien me oiga que no sea el tedio el que me haga rendirme sino la misma vida frondosa de experiencias la que haga de mi nostalgia un fulminante olvido. Mientas pido mato mis lágrimas con vanalidades y duermo mi desesperanza con lo cotidiano. Y mi vida no es tan mala, es apacible y alegre, pero mi pasado es tan alto e impetuoso que deja caer su sombra y hace de mi presente oscuridad total. Todo sería más fácil si no se hubieran ido, si yo me hubiera quedado.

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