Wednesday, August 11, 2010

La otra cara de la moneda


Yo sé que existen personas que en su familia no encuentran ni un gesto conocido, que no encuentran relación alguna con esos seres que comparten su sangre y que los evaden. Los dejan encerrados en el fondo de un clóset que sólo sacan en días festivos. Sé que no toda la famila es fácil y que ser familia no significa necesariamente que te quieran o que deseen lo mejor para ti, aunque eso deba de ser. Lo que debe de ser y lo que es algo que con la madurez aprendes a diferenciar y a aceptar.

Pero también sé con una extraña certeza que tuve suerte y encontré en ti no sólo familia sino parte de mi alma. Somos tan diferentes, como dos caras de una moneda, pero a la hora de entendernos sabemos exactamente como completar nuestros pensamientos.

Te extraño porque contigo me siento más fuerte y más yo. Te extraño porque parte de mí se pierde si tú no estás para reiterarme mi espíritu. Te extraño porque sé que entre tú y yo, las sumas, las restas y sus promedios hacemos a la mujer perfecta.

Te extraño porque eres mi pasado tormentoso y nadie va a entender de donde vengo como tú lo haces, porque por mucho tiempo tuvimos la misma vida. Te extraño en el presente porque me gustaría que me vieras crecer y me gustaría saber que estás bien, no sólo de oirlo sino de verlo.

Eres el sacrificio más grande que me exije la distancia. El no tener a mi mejor amiga, a mí más fiel seguidora y confidente, a la más feroz protectora de mi alma. Extraño pelearme contigo por vanalidades como rímel y sombras de ojos, películas y la temperatura del cuarto. Extraño lanzarte miradas cuando sé que a las dos nos ha colmado la paciencia algun miembro familiar o desconocido. Haces mi vida más divertida, más entera, más dramática, más extravagante, te quiero y te espero, siempre te espero, siempre te quiero, hermana mía, la otra cara de mi moneda.



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